Algo para leer

Publicado por Malle | 5:14 p. m. | | 0 comentarios »

Algo que leer…
Leyendo encontré a Gabriela Mistral les contare que fue una mujer con nombre real Lucia Godoy, nacida en Vicuña Chile un 06 de abril de 1889, Hija de un maestro de escuela Juan Jerónimo Godoy y una modista Petronila Alcayaga, vivió en un ambiente rural lleno de paisajes de ríos, montañas, árboles frutales, con olor a flores creo esto la ayudo a desarrollar su sentimiento bello; sin contar que creció sin padre y una infancia llena de injusticias que minaron creo yo su alma y sueños de niña. Fue creada por su hermanastra y abuela Doña Isabel Villanueva que le trasmitió conocimientos de la Biblia.
A los 16 años decide ingresar a la Normal pero es rechazada por sus ideas publicadas en algunos artículos periodísticos, ella reclama sus derecho a la educación y empieza sus tarea de maestra, va conociendo su país poco a poco, sirviendo a los humildes.
Bueno su vida sigue pero después de leer:

LA MAESTRA RURAL

La maestra era pura. "Los suaves hortelanos",
decía, "de este predio, que es predio de Jesús,
han de conservar puros los ojos y las manos,
guardar claros sus óleos, para dar clara luz".

La maestra era pobre. Su reino no es humano.
(Así en el doloroso sembrador de Israel.)
Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano
¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!

La maestra era alegre. ¡Pobre mujer herida!
Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.
Por sobre la sandalia rota y enrojecida,
era ella la insigne flor de su santidad.

¡Dulce ser! En su río de mieles, caudaloso,
largamente abrevaba sus tigres el dolor.
Los hierros que le abrieron el pecho generoso
¡más anchas le dejaron las cuencas del amor!

¡Oh labriego, cuyo hijo de su labio aprendía
el himno y la plegaria, nunca viste el fulgor
del lucero cautivo que en sus carnes ardía:
pasaste sin besar su corazòn en flor!

Campesina, ¿recuerdas que alguna vez prendiste
su nombre a un comentario brutal o baladí?
Cien veces la miraste, ninguna vez la viste
¡y en el solar de tu hijo, de ella hay más que de ti!

Pasò por él su fina, su delicada esteva,
abriendo surcos donde alojar perfección.
La albada de virtudes de que lento se nieva
es suya. Campesina, ¿no le pides perdón?

Daba sombra por una selva su encina hendida
el día en que la muerte la convidò a partir.
Pensando en que su madre la esperaba dormida,
a La de Ojos Profundos se dio sin resistir.

Y en su Dios se ha dormido, como en cojín de luna;
almohada de sus sienes, una constelación;
canta el Padre para ella sus canciones de cuna
¡y la paz llueve largo sobre su corazón!

Como un henchido vaso, traía el alma hecha
para dar ambrosía de toda eternidad;
y era su vida humana la dilatada brecha
que suele abrirse el Padre para echar claridad.

Por eso aún el polvo de sus huesos sustenta
púrpura de rosales de violento llamear.
¡Y el cuidador de tumbas, como aroma, me cuenta,
las plantas del que huella sus huesos, al pasar!

Recuerdo algunos dias en que fui también profesora, me pregunto porque perdi la vista, tal vez por leer cientos de libretas y esmerarme en ver los detalles, esas seudo letras de mis alumnos de primer grado tratando de escribir su nombre; lo juro conocia mejor sus letras que sus madres.
En mi afan de ver lo correcto hablaba con ellos de aseo personal, del amor a sus padres y claro recordaba a los mios: en fin revivi con esta lectura años vividos y sentidos.
Como siempre los invito a dejar huella...